viernes, 16 de marzo de 2012

Una mirada desde la postmodernidad a bondades de cronos de Maribel Ortiz





Desde las últimas dos décadas del siglo XX al presente se ha venido publicando una gran cantidad de obras cimentadas a grandes rasgos en la postmodernidad. Las mismas constan de unas características muy particulares que las alejan de la consideración de la academia y a su vez las acercan a una nueva generación de lectores. Estas propuestas literarias son consideradas por algunos críticos, manifestando la necesidad de una valoración actualizada de la narrativa puertorriqueña. Es menester entonces mencionar algunas de estas características para poder estudiar a fondo el texto en consideración, bondades de cronos.

La posmodernidad sugiere que parte de las teorías e influjos en esta propuesta literaria son: el Internet, la teoría de la física cuántica, la revolución de la informática y la exposición masiva al mercado de las imágenes. Por otro lado, existe una considerable muestra de rasgos particulares como la oposición a la realidad, la fantasía, lo absurdo, la participación del aspecto lúdico en la historia y la palabra, la intertextualidad con sus acervos en el pegoteo y el pastiche, la sustitución de la temática de la identidad nacional por la identidad individual, el alejamiento del autor al lector, el postfeminismo, el erotismo, la ironía, el cinismo, el juego del tiempo y la diversidad ideológica, enmarcadas todas en una actitud irreverente, apóstata y renegada. 

El título bondades de cronos refiere de inmediato uno de los principales rasgos postmodernos, la ironía. Cronos es el dios griego, gobernador del mundo, que luego de haberse comido a sus cinco hijos los vomita obligado por Zeus, su hijo menor. Más tarde, es echado al abismo en lo profundo del submundo.  Cronos representa el tiempo y el control del universo. La inclinación a hacer el bien no es parte formativa en el carácter del dios griego e incluso no lo es tampoco para el cronos, tiempo.  A través del libro se observa un fluir constante de los desastres del tiempo en el ser humano. Otra particularidad del título reside en el atentado contra el purismo lingüístico y el respeto al logocentrismo cuando observamos la ausencia de letras mayúsculas. Esto puede resultar en la pluralidad de significados, la deconstrucción de los signos, bondad en minúscula para referirse a la degradación de tal virtud, y cronos, en minúscula, como el tiempo o en mayúscula como el dios griego. 

  Las tres partes que conforman el poemario llevan títulos muy sugerentes: “Frontera del Caos”, “Especímenes” y “Cosmo-agonía” en donde la poeta ubica tres temas primordiales: la teoría del caos, la pluralidad del yo y la angustia ocasionada por el tiempo. Estos tres temas se trabajan a través de símbolos como lo son el espiral, el espejo y el cuerpo derruido por el tiempo.

El estilo antipoético transforma y deforma cada texto por medio del absurdo que igualmente reflejará la preferencia por el caos. La Teoría del caos es una teoría matemática que se ocupa de los sistemas que presentan un comportamiento impredecible y aparentemente aleatorio aunque sus  componentes estén regidos por leyes estrictamente deterministas. En el poema “Teoría del caos” propone que el ensayo caótico no necesariamente es de menor a mayor sino también a la inversa: “El espiral roto del paquidermo/ rasca la acompasada oreja/ de un molusco bivalvo…”  El poema “Bondades de Cronos” sugiere por su parte, la benignidad del tiempo, cuando al agotarse la batería del reloj se le otorga más tiempo a más de uno: “La batería del reloj/ que vive en tu mano pequeña/ se ha detenido/ para darnos más tiempo.” En la posmodenidad literaria se mostrara el caos y el orden, la anarquía y la racionalidad en convivencia. Un ejemplo de esto es el poema “Kaos”, texto que funge como introducción e índice temático del poemario, abarca el caos en la palabra y en la femineidad dirigido por el tiempo:

Aquí
vivimos la insoportable
levedad del ser (o no ser)
por eso Nietzsche
me golpea la nariz mientras
hilvano el desagravio
de revolcarme en sus ideas
y esculpirle los sesos
hasta que crea en el dios
de la sacra tecnocracia.
[…]
Que deambulan por el sexo
del industrioso teclado
y deconstruyen signos
en homenaje al fuego,
la cosmogonía
[…]
Ya no importan
las verdades absolutas
[…]
y los mega relatos
[…] (p.13-15)

“Kaos” contiene, como supremo ejemplo del poemario, gran parte de las características de la postmodernidad y que experimentará el lector a través del libro.  Algunos de estos temas son la deconstrucción, la tecnología y el iconocentrismo, la caída de los grandes relatos que sugieren teóricos como Dérrida y Lyotard.  Este desorden a gran escala hará mella en el tema de la identidad individual, y en el caso de bondades, en la identidad de mujer trastocada en la pluralidad. 

En el libro de Ortiz, el postfeminismo trasciende con el absurdo pues la feminidad se destruye, se construye, se transforma y se deforma. No hay esencia fija sino en constante evolución. Esto se observa en “Mitología del espejo”:

                        Me pueblan espejitos en el cuerpo
                        incrustados viven
                        en la cima de los poros
                        acicalados de sudores plateados
                        humedecidos con el ápice
                        de dos lenguas espirales
                        que desvelan los nenúfares
                        de unos senos febriles
                        y glaciales
                        […]
                        Espejito, espejito
                        dime a quien le importa
                        ser la más hermosa en tu reflejo
                        sino la más deseada
                        […] (p.25)

Al igual se observa en “Gatubela”: “Una mujer/ con rostro felino/ de cejas/ arqueadas/ y engatusadores ojos/ su nombre/ es un maullido/ de gatubela/ en celo” (p. 33)  Los rasgos posfeministas toman fuerza en la segunda parte del libro, “Especímenes” en la que la voz lírica se conjura vampira, Gatubela, demonio, producto cibernético, borracha, víctima de la sociedad capitalista, entre otros.  En su poesía “Subject mí” se vislumbra el dilema existencial que yace entre dos personalidades dentro del mismo ser, este ejercicio recuerda la poesía “A Julia de Burgos”, en la que una parte del ser le recuerda a la otra quien realmente es en el interior:
        
                         Hola mí
                        que estoy
                        aquí
                        mientras leo, lees
                        lo que te, me remito
                        en un abrir y cerrar de bites
                        me pareces a ¿ti?
                        ¿te parezco a mí?
                        tal vez
                        alguna afinidad
                        obedecemos
                        (arpías absurdas
                        de un solo dedo) (p. 43)

Esa misma intertextualidad habita en otros versos, como por ejemplo: “la insoportable levedad del ser” (14) refiriéndose al título de la novela de Milan Kundera, y del poema “La carroña” de Baudelaire”.  En este último Baudelaire dice: “Y sin embargo igual serás que esta basura/ que esta infección horrible/ estrella de mis ojos, claro sol de mi vida/ tú, mi pasión, ¡mi ángel!”, y Ortiz escribe: “¡Oh cometa adorada/ olerás pronto a podrida/ estrella apagada/ se murió nuestro amor sideral/ se acabó…” 

Incluso, la poesía “Efecto mariposa” es un juego de palabras imitando la propuesta de tal teoría que dice que el aleteo de una mariposa puede ocasionar una tormenta al otro lado del mundo; la poesía en estudio propone: “La mariposa no sabe/ que al batir sus alas/ produce un tornado/ al otro lado de la Tierra…”

Otro tipo de intertextualidad toma lugar en varias poesías.  Dicho ejercicio se caracteriza por la alusión a libros infantiles. El caso en “Universo multiplicado” es el de Alicia en el país de las maravillas: “Como Alicia a través del espejo/ mi ojo se ha revelado”.  “Mitología del espejo” alude por su parte a Blanca Nieves: “Espejito, espejito/ dime a quién le importa/ ser la más hermosa en tu reflejo/ sino la más deseada…”  A esto, podemos sumar el poema “E-bay In corpo rate” en el que ostenta la posibilidad de ser una celebridad luego de besar “en el culo de una rana” aludiendo a la historia de la princesa que al besar el anfibio, éste se convierte en príncipe.  Las calles liliputenses en “Minina metrópoli” evoca el cuento de “Gulliver en Liliput”  para referirse a la estructura de la gran ciudad.  Tales influencias no son más que meros artificios de la posmodernidad cuando toma de aquello que se ha comercializado inocentemente para transformarlo y hasta ridiculizarlo ante los ojos del lector.

En cuanto al ludismo, el juego con la palabra y la deconstrucción, Ortiz recrea los términos de manera que su significado se amplíe ofreciendo posibles repuestas alternas tal y como sucede con las palabras: “Taberna-culo”, “E-bay In corpo rate” (posibilidades bilingües), “In me moría les”, “sobre-vivir” y “cosmo-agonía”. Por otro lado, juega incluso con los nombres para asignarles la categoría gramatical de adjetivos: pablocasteles ventanitas (Juan Pablo Castel, personaje de la novela El Túnel), túneles ernestosábatos (Ernesto Sábato, escritor de El túnel), borgeanos desencuentros (Jorge Luis Borges, escritor argentino del siglo XX) y contrastes dalianos (Salvador Dalí, pintor surrealista). 
           
Otro aspecto notable en bondades de cronos es la divulgación del método literario en los vericuetos de la concepción, tal acción se denomina metaliteratura.  “Efecto mariposa” dice al lector cómo el aleteo de la mariposa puede producir no tan sólo un tornado al otro lado del mundo sino también el nacimiento de un poema. En la tercera parte: “Poemas dimensionales”  cohabitan varios textos en los que explora la creación literaria, tal es el caso de “Hoyo negro”:

                        Los poemas ya no giran
                        amontonados en las manos
                        ni se retuercen obnubilados
                        de palabras redondas
[…]
Últimamente andan
                        desentrañados de musas
                        tan estériles como el esqueleto
[…]
Me miro como a una araña
tan exangüe de versos
desflorada de hilos
y me da pena hallarme
garrapateando símiles
[…]
porque me parece
un ejercicio frugal
un poema sin poema
donde los versos se van
por un oscuro hoyo negro…(p. 49)

Incluso en este ejemplo es tangible la teoría de la caída de los grandes relatos, en el que expone la mera inutilidad del género literario, sobre todo, en la poesía. Ya en “Cosmo-agonía con café y vainilla” anuncia también el proceso creativo y la inutilidad literaria:

                        No es un poema
                        lo que aguarda
                        para ver la luz
                        en el umbral de los signos
repito que no es un poema
aunque es así como un desahogo
un exorcismo en la memoria
[…]
reclamo que no es un poema
garabato en hojas sueltas
de universos raídos
[…]
es acaso el travelling
por los enredos del ánimo
un primer plano
con voluntad de existir
por eso escribo
lo que no es un poema
para no vivir
intoxicada
de palabras
para no sufrir
en lo íntimo
de la conciencia
la pena de no pensar
algún día
sin un poema…(51-52)

Incluso, este proceso puede llevar a la desacralización del género como bien ocurre en “Desconectada”: “desde que las hojas secas/ de este suelo inservible/ fueron lo que pensé/ un poema.”  Más adelante, destruye para volver a reconstruir la valoración del tema literario en “Hallazgo”: “Insurrecta/ como la mosca/ en un vaso de vino/ vive la huella/ de una palabra insurgente…”  

Bondades de cronos es un viaje por el tiempo, en el que se experimenta las consecuencias del reloj, instrumento que enmarcará la vida en vicisitudes, posibilidades del ser, vacío, amor y muerte. El tiempo, Cronos, consumirá a la voz poética, engulléndola en su boca-abismo, tal y como lo hizo con sus cinco hijos. El caos trae consigo una ventana de oportunidades que utilizará el ser para explorar la vida, para explotarla y vivirla como único puede hacer: irónica y absurdamente. Maribel Ortiz cumple en su poemario con todas las características de la postmodernidad, desde el ludismo a través de la palabra, la intertextualidad, las influencias de la física cuántica, la mirada a la identidad individual, el postfeminismo, el tiempo y el caos hasta la estructura, en ocasiones minimalista y con atisbos cibernéticos y tecnocráticos.  Bondades de cronos es realmente una lectura postmoderna que merece la atención del lector democratizado en sus lecturas y que gusta de las tendencias actuales.


Bibliografía


Cancel, Mario.  Literatura y narrativa puertorriqueña: la escritura entre siglos. San Juan:             Editorial Pasadizo, 2007.

Díaz, Luis F.  Semiótica, psicoanálisis y postmodernidad.  San Juan: Plaza Mayor,
1999.

Eagleton, Terry.  Las ilusiones del posmodernismo.  Buenos Aires: Paidós, 1997.

Ortiz, Maribel R.  bondades de cronos. Carolina: Terranova Editores, 2005.


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