jueves, 11 de junio de 2009

Post Mujer




Esto es lo que soy
una mujer viril
un macho afeminado
un ser indefinidamente ser
un Otro barrado
una “No toda” sujeta a función fálica
una que no es conjunto
ni categoría “La”.
Pero a veces
en su mayoría
soy una que viste una máscara
de amplios pómulos rosados
de labios rojizos o nacarados
de ojos brujos
cejas altas y pestañas long & curl.
Una imitación de otra
que seduce y coquetea
para demostrarle a ellos y ellas
que soy mujer.
No es que sea lésbica
es que simplemente no soy mujer
de esas que van felices por la vida
por llevar cabello largo y tacones altos
la falda corta y las piernas depiladas
el lingerie Victoria’Secret
y un brazilian wax nice.
Es que para ser sincera no soy así
muchas no lo somos.
Es que nos ponemos la máscara
De femme fatale.
Soy simple actriz de feminidad
una performera de mi género
un disfraz consciente de esencialismo vulgar.


20 de abril de 2009

Pollo asado en salsa de ciruela



Ingredientes:
Un pollo entero desde el pico hasta el culo
Una Boca malhablada
Todos los insultos a los dioses
2 galones de Caldo de silencio
Una ciruela grande y redonda
Perejil
Sal y pimienta a gusto
Dos cilindros de gas

Preparación:
Precalentar el horno a 500º F. Tomar la boca malhablada con culantro y cilantrillo para atosigarle el culo al pollo hasta que reviente el jugo verde. Recuerde insertarle luego los insultos a los dioses y la ciruela para que tome un exquisito gusto agridulce. Amarre el culo para que no proceda escatológicamente. Sazonar el pollo si es necesario, el caldo será el que le dé el verdadero sabor. Sostenga el ave por las patas y sumérjalo en el caldo hasta que se ahogue. Corte cebollas y ajo y póngalo dentro del caldo. Espere a que el pollo cante como cisne. Unos días más tarde ya estará bien horneado y sabroso. No olvide, si el pollo fue insolente le tomará unos días, si el pollo era un irreverente maldito podrá tomarse más tiempo en ablandar.

Réquiem del pollo al horno:

Soy poeta censurado
mis malditas dicciones las llevo
en las entrañas
cocidas en mis labios y cachetes
adheridos en los dientes con acero alemán.
Llevo las palabras altisonantes
que estrujé en la cara de otro
palabalas que transgredieron
como tiroteo de esperma los oídos.
Algunas de mis voces en su alumbramiento
se enredaron en cordones de discreción
ahora enseñan las espuelitas
prometen fugarse en cualquier huevo o pataleta.

Mis labios
dos patas de gallina
Mi boca
el culo sodomizado por una ciruela
y tres hojas de perejil.
La lengua
anquilosada
en-callada
en una absurda red de canon, diplomacia, sal y pimienta.
Pronto dejaré de cacarear
cuando me arrastren al horno y se cuezan conmigo
léxico y elocuencia
en la sabrosa salsa de la censura
caldo de ajo, cebolla y silencio.
Sólo espero que al comerme me cague en ellos y en su madre.