
Conozco la cara dura del polvo
la resistencia del barro en la bacinica
la electricidad en íntima agonía
y el veneno de los mortales.
Es más que conocer
es estrujarme ansiosa entre las heces
de las lenguas viperinas
y los gusanos
que se deleitan de carne en podredumbre.
Sin querer, inconsciente
he sido víctima de la envidia
que se oculta detrás de máscaras
de sonrisas amigables
y de ojos comprensivos.
Son las brujas de la vida
que surgen y resurgen
para destriparte las entrañas
y hacerte saber que aún vives
y que eres un sobreviviente
de la asquerosidad más alabada,
la existencia vacua.
Pero en este trascender de dolor
y angustia
siempre se presenta un verso
una poesía, una palabra ausente
para terminar un poema inconcluso
que dejaste hace meses en el olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario